Protagonista de los orígenes de la escena electrónica de Buenos Aires, desde fines de los 90 Gustavo Lamas anima los clubs del under y edita en sellos internacionales (Onitor, Traum, Kompakt) sus propias producciones: entre el pop ambient y visiones particulares del tecno y el house.

Remixó temas de Gustavo Cerati, participó del Sónar, junto a Leo Garcia formó Rascacielos y hoy es la mitad de Mezcla, el dúo que completa Ismael Pinkler y prepara su álbum debut.

Entre su ciclo de duelos (el 25/02 con-tra Dany Nijensohn) y sus columnas en el suplemento SOY, en exclusiva para Flowmi descubre las gemas más extrañas y disfrutables de la electrónica 2009.

• 1 - DJ Sprinkles - Midtown 120 (Mule Musiq)

Un disco que cae perfecto ante cierto síntoma de la música bailable que, agotada de tanto minimal y abstracción, vuelve a poner la mirada sobre el house de principio de los 90. Pero este disco no viene de la mano de alguien que esté pendiente de tendencias ni mucho menos. El primer álbum de DJ Sprinkles es otra de las obras conceptuales de Terre Thamlitz, el artista queer norteamericano que utiliza ese nombre a la hora de discjokear como lo hace ahora en Japón, donde reside, y cuando comenzó en Manhantan en un pequeño club para travestis. Terre es un artista que ha intentado, a través de la música electrónica experimental, abordar temas como las identidades sexuales y la cuestión de género. En este disco lo que hace es una evocación a la música house que hoy aparece como mitológica, con cierta nostalgia, climas y samples típicos del género procesados. Los acordes característicos de piano house aparecen diluidos. En los textos que acompañan al álbum se hace referencia a que todo no era brillo, sino que esa música era la de una minoría y que, lo que hoy se considera clásico, era ignorado por la mayoría. Además recontextualiza la época en la que el hedonismo tenía su lado oscuro con la adicción a las drogas y el alcohol, la militancia por la problemática del sida era una necesidad y la pista de baile un lugar de encuentro para los raros desplazados. (Escuchá)

• 2 - Belbury Poly - From an Ancient Star

Belbury Poly es el proyecto de Erick Zann y Jim Jupp. Este último es uno de los fundadores de Ghost Box, el sello responsable de editar sus propios trabajos y uno de los más interesantes de los últimos años en el panorama de la música británica. Para definir la música editada bajo este sello, al que también contribuyen The Focus Group o The Advisory Circle, la prensa especializada inventó el término “Hauntological”, un juego de palabras para mezclar ontología con encantamiento. La clave de estos discos de “la caja fantasma” es bucear en los sonidos de los experimentos radiales de la BBC, las bandas de sonido de los 70, el krautrock más cósmico, las voces de la tv de los 70, la nostalgia retro-futurista y la electrónica primitiva de Bruce Haak o Raymond Scott. En este tercer disco de los Belbury, sucesor del recomendable The Owl’s Map, hay mucho de esos ingredientes pero incorpora nuevos condimentos como el groove disco a la Cerrone –en el track que da nombre al álbum Remeber Tomorrow– o el dub rasta fantasma de A Gray Day Out. (Escuchá)

• 3 - Harmonic 313 - When Machines Exceed Human Inteligence (Warp)

Harmonic 313 es el proyecto de Mark Pritchards, un viejo productor de música electrónica que, en el pasado, supo encarnarse bajo nombres como Global Comunications o Jedi Knights. En el 2008 apareció, bajo este alias, por primera vez en el sello Warp con un prometedor primer EP. La salida de este full no decepciona y reafirma su mezcla personal capaz de absorber de distintas fuentes como el hip hop del más abstracto, dubstep de sublows anpulosos, electro clásico y otras yerbas. A esa mixtura transgénero ahora la están empezando a llamar Wonky y ya le cuelgan este cartelito a proyectos como los de Zomby, Flying Lotus o Rustie, que no terminaban de encajar en ningún anaquel previo. (Escuchá)

• 4 - Tim Hecker - An Imaginary Country (Kranky)

Tim Heccker era uno de los tantos artistas canadienses que a principios de esta década, con el aupicioso contexto del festival Mutek de Montreal, supo exportar su micro house bajo el alias Jetone, formando parte del extinto sello Force Inc. Pero para el 2003 ya había abandonado los beats por completo y con su nombre propio decidió ahondar en las texturas y drones climáticos del ambient y el noise con su disco Radio Amor, quizás una de sus mejores obras. Tras varias ediciones para distintos sellos de musica experimental como Staalplaat, Alien 8 y Mille Plateux, edita este último trabajo para el sello Kranky donde continua con su electrónica viajera a través de un país imaginario, donde resuenan reverberancias cavernosas de pianos, guitarras y un bajo que trata de rumbearnos aunque, en estos casos, siempre lo mejor es perderse en las texturas. (Escuchá)

• 5 - Dat Politics - Mad Kit

Dat Politics es un grupo de Lille, Francia que cuando los Crystal Castles aún hacían palotes en el colegio primario, ya despuntaban su electro bardero y colorinche. Siempre al borde del absurdo entre gritos y distorsiones, voces pitchiadas tipo ardillitas con beats electro y sonidos de Game Boy chirriante. Tras una década de ediciones, en este nuevo disco, editado por el sello de las Chiks On Speed, insisten con su laptop punk o cartoon tecno que te saca de las casillas si lo que buscás en la música es tranquilidad pero te viene de perilla si necesitás un buen sacudón. Escuchar el disco de un tirón puede resultar arduo ante tanta estridencia pero nada muy distinto al soundtrack de los tiempos que corren en los que varios celulares suenan al mismo tiempo, la tele está encendida a la par de la compu y la vecina le grita al marido una vez más. Es cierto que en este disco el ritmo está más apuntalado para la pista que en el pasado y hasta con alguna melodía pegajosa para corear en pleno contoneo. (Escuchá)