El primer día de 2008, la comediante neoyorkina Amy Borkowsky apagó su teléfono celular y prometió no enviar ni un solo SMS ni atender un llamado durante los siguientes dos meses, como parte de su proyecto CELLibacy (celibato). “Pero no se trata de dejar el sexo. Estoy dejando algo mucho más difícil que eso”, explica en el blog que creó para registrar el paso de los días de este experimento, y controlar la ansiedad.
“De un dispositivo para emergencias, el teléfono celular se transformó en un gadget adosado al cuerpo en forma permanente”, detalla Amy. La revelación de que su dependencia del celular estaba minando su calidad de vida la llevó a tomar la decisión de dejar esa suerte de adicción, mientras que el registro online de los días llegó como aliciente para no claudicar ante el síndrome de abstinencia.
Como aún conserva el teléfono de línea y el e-mail, cada llamada de emergencia es anotada en el blog, así como todas las tareas satisfactorias que se pueden hacer sin estar pendiente del teléfono.
“Ahora paso mucho tiempo sola, pero es tiempo para mí. Me saco fotos en Starbucks, cuando antes sólo estaba enviando mensajes de texto o hablando por teléfono; me permití hablar con extraños”, relata la inquieta Amy, que ya había incursionado en la problemática de las relaciones humanas con la tecnología como intermediario en Amy’s Answering Machine: Messages from Mom, una serie de CDs con las grabaciones de su madre sobreprotectora acumuladas en su contestador automático.
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Vía Gothamist.
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